lunes, 14 de diciembre de 2009

La reunión de Copenhague: cambio estratégico o catástrofe

El mundo contuvo la respiración antes de esta reunión, pero los resultados se prevén fatídicos, en tanto las grandes potencias no quieren comprometerse con las metas, esto es, reducir severamente las emisiones de gases que generan efecto invernadero. Estados Unidos, cuya población alcanza a sólo el 4% de la población mundial, contamina el 20%, y desde este país las grandes corporaciones no permiten hacer movimientos estratégicos que generen un cambio significativo puesto que, aducen, la economía se resentiría de tal manera que afectaría severamente las metas de crecimiento. Olvidan los imperialistas que sus países no pueden seguir creciendo a las ratas que antaño lo hacían, en tanto la supervivencia de la especie humana se encuentra amenazada.
El planeta ya no resiste la presión de la explotación de sus recursos naturales, a la velocidad que el sistema capitalista lo está haciendo. Si todos los países del mundo consumieran al ritmo que lo hace Estados Unidos, requeriríamos de cinco planetas, y ello no es posible. La miseria de los países pobres ha sido heredada de las ambiciones de los países del centro, es decir, de los países altamente desarrollados que ahora ofrecen migajas para mitigar y adaptarse los países del Tercer Mundo al cambio climático mundial.
En Copenhague se juega el destino de la humanidad, y nosotros no podemos quedarnos en la butaca de nuestro cuarto quejándonos de aquello que pudimos hacer y no hicimos. La movilización mundial que miles de movimientos sociales están invitando y ejecutando, debemos fortalecerla impulsando a la vez tareas de índole local para llamar la atención de eso que parece exótico pero que las futuras generaciones van a sufrir en carne propia: la falta de recursos naturales como el agua, las plantaciones nativas, los animales de nuestro entorno, y todo lo que represente vida.
Para colmo de males, los mismos que han llevado el planeta casi a un punto sin retorno, proponen ahora salidas comerciales que de nuevo llenan sus bolsillos de dólares. Es así como sacan de la manga la "novedosa" salida tecnológica de la geoingeniería, los biocombustibles, los transgénicos y mil cosas más que en el fondo no pretenden educar a la población en el anticonsumismo, sino con base en las mismas actitudes creadas desde el seno del capitalismo, intentar "corregir" las consecuencias de tan nefastas formas de explotar y expoliar el planeta. Ninguna de estas tecnologías ha sido probada hasta la saciedad, y por el contrario, se preven catástrofes ambientales superiores a los que ahora tenemos en frente si ellas son utilizadas sin el rigor de verificación científica.
Las sociedades y los gobiernos populares deben movilizarse en contra de lo que las multinacionales de viejo cuño pretenden ahora imponernos para corregir sus daños. Es hora de repensar las sociedades construídas bajo la égida del extremo consumismo que es lo único que el capitalismo sabe impulsar como su valor principal. El pensamiento de la libertad nacido en plena revolución francesa fue trastocado por los valores capitalistas, de tal forma que el genocida Bush Jr. definió lo que se ve a diario en el comportamiento del capitalismo: "libertad es libertad de comprar y vender".Esos antivalores han sido sembrados en nuestro imaginario colectivo y es contra ellos que debemos movilizarnos ahora que la Pacha Mama está amenazada y nosotros, como ella, estamos en la mira de la desaparición como especie.

Invitamos a todos los lectores para que vean el hermoso documental llamado Home, dirigida por Yann Arthus-Bertrand, quien lo realizó con el deseo de despertar la conciencia de los hombres para, entre todos, hacer el cambio que requerimos antes de que sea demasiado tarde. Este documental se puede ver en youtube, en la siguiente dirección:

http://www.youtube.com/watch?v=SWRHxh6XepM


No hay comentarios: